
El sello ecológico que diferencia un producto certificado ecológico de uno convencional te dice más.
Hablamos de la hoja verde que aparece sobre el etiquetado de los productos ecológicos.
Un producto está certificado ecológico cuando respeta unas normas establecidas a nivel europeo.
Por ejemplo, unas normas generales a todos los productos certificados es que no han recibido pesticidas ni plaguicidas que no estén autorizados por las normas de producción ecológica.
Lo mismo con los abonos: los abonos aportados a los cultivos ecológicos han de estar certificados ecológicos.
La certificación ecológica tiene como objetivo de proteger el medio ambiente al no permitir el uso de moléculas mortíferas y remanentes en el medio ambiente. Moléculas que cada vez más estudios demuestran los efectos nocivos en la salud humana así como en la salud de los animales y las plantas, tanto salvajes como de cultivo, que se ven afectados directamente o indirectamente.
Las moléculas dañinas no tienen límites y acaban en el suelo, en el aire o en el agua, acumulándose y provocando desequilibrios que afectan a la vida misma.
Todo aquello está regulado por unas normas estrictas y controlado por los comités de agricultura ecológica de cada comunidad en España.
Este artículo pretende aportar una precisión de alta importancia sobre el sello ecológico.
Al proponer productos certificados ecológicos, cuando pregunto a los clientes de dónde procede la espirulina que han comprado, me dicen en una gran mayoría que no lo saben.
Ahí es cuando me di cuenta que muchas personas no se han fijado en que el sello de agricultura ecológica aporta un detalle de gran importancia. Debajo del logotipo de la hoja verde, es obligatorio encontrar la mención Agricultura UE (Unión Europea) o Agricultura no UE.
Agricultura UE / no UE
En el caso de la espirulina por ejemplo, es bastante fácil distinguir con esta mención el origen de la espirulina.
Cuando menciona Agricultura de la UE, es que se ha producido en uno de los países de la Unión Europea. En el caso de un pequeño productor, se mencionará en la etiqueta incluso el lugar de producción.
Cuando aparece debajo del sello ecológico la mención Agricultura No UE, en el caso de la espirulina, es que se trata casi siempre de una espirulina de producción China. Más que nada porque se producen grandes cantidades a nivel industrial y resulta ser la más barata del mercado. Con lo cual, suele ser la espirulina comprada por los importadores y distribuidores para luego revenderla con mayores márgenes comerciales (a veces a un precio muy alto).
Como ya habréis leído en artículos anteriores (link aquí), una gran diferencia entre la espirulina de producción artesanal y la espirulina de producción industrial, es el método de secado utilizado. En el caso de la espirulina artesanal se realiza a baja temperatura (39ºC en el caso de Ecospirulina) para preservar los nutrientes intactos y biodisponibles. En el caso de la espirulina de producción industrial, se realiza a altas temperaturas (entre 160 y 200ºC) lo que daña las propiedades nutricionales de la espirulina que resulta en un producto muerto, quemado, oxidado (de ahí su olor y sabor fuertes) y muy poco nutritivo puesto que ha perdido la mayor parte de los nutrientes esenciales.
Ahora bien, hay que fijarse más aún en los detalles del etiquetado puesto que, como no, existen los tramposos.
Fabricado en España
Resulta que la legislación española permite el uso de la mención «fabricado en España» cuando el producto simplemente se envasa en el territorio español.
Con lo cual estas marcas poco escrupulosas y más preocupadas por sus ventas que por la salud de sus clientes, ponen bien visible en el etiquetado la mención fabricado en España, que junto con la dirección de la empresa localizada en España da a pensar que el producto es de origen español cuando en realidad está producido en China.
En este caso, el sello ecológico debe mencionar «Agricultura no UE» puesto que ha sido producido en China y simplemente envasado en España.
Es la única manera de comprobar la procedencia del producto, ya que de forma general, cuando se pregunta a estas empresas el origen del producto, no contestan. Ni siquiera son orgullosas del producto que ponen a disposición del consumidor.
Es un enfoque meramente marketing al que se tienen que enfrentar los verdaderos productores europeos.
Así es que, no les podemos más que recomendar fijarse muy bien en el sello Eco de las etiquetas de los productos ecológicos.
Dice más que la certificación ecológica del producto.