Muchas personas desean cultivar espirulina en casa con el fin de obtener espirulina fresca. Gracias a su densidad nutricional, se puede cultivar en un espacio reducido y aportar una buena cantidad de nutrientes esenciales al organismo. Representa un acto de soberanía alimentaria poder cultivar su propia espirulina, para no depender de espirulina de importación con proceso productivo desconocido o poco adaptado a la espirulina de consumo humano. Como cualquier producción, requiere conocimientos y dedicación para cosechar biomasa después de inocular una cepa de espirulina.
Contamos con la labor de la «Xarxa Espirulina» o «Red internacional de cultivadores de espirulina para la soberanía alimentaria» quien tradujo parte del manual de cultivo de Jean-Paul Jourdan, un especialista referente del cultivo de espirulina.
Abrir y descargar el resumen del manual de cultivo de espirulina:
manual de cultivo casero de espirulina
Para más información sobre el contenido de este manual o conseguir los kits de cultivo, se puede poner en contacto con nosotros aquí
La espirulina es un microorganismo al que podemos pensar que se le debe la vida. Es una cianobacteria que forma parte de los primeros seres vivos que han sido capaces de realizar la fotosíntesis hace más de 3,5 mil millones de años! En aquel entonces no había oxígeno en la atmósfera. La actividad fotosintética ha reducido la presencia de dióxido de carbono para aportar oxígeno a la atmósfera. Esta acumulación de oxígeno ha producido la capa de ozono que protege la tierra de los rayos ultravioletas del sol, permitiendo así la vida terrestre.
Si no se ha extinguido desde entonces, es gracias a su capacidad de adaptación que se traduce por numerosas moléculas esenciales a la vida. De ahí sus beneficios para la salud humana: una riqueza nutricional excepcional. Encima se trata de moléculas biodisponibles, es decir fácilmente accesibles por el aparato digestivo del ser humano.
El código genético de la espirulina ha sido publicado para pasar a formar parte del dominio público. Como consecuencia, no se puede patentar la espirulina como tal. Pensamos que es respetuoso mantener este ser vivo al alcance de todos, siendo un regalo de la naturaleza. Cultivar espirulina es cultivar el origen de la vida.